El Almería más aburrido de la historia ya es, también, el peor equipo en toda la trayectoria de la Primera División.
El empate a cero ante el Athlétic hace que la UDA supere en el farolillo rojo de la historia al Spórting de Gijón del año 1.998.
FICHA TÉCNICA.
UD ALMERÍA (0). Maximiano; Centelles (Langa, m. 65), Pubill, Édgar, Radovanovic; Baba, Lopy (Melero, m. 46); Robertone, Arribas (Embarba, m. 65), Ramazani; y Choco Lozano (Milovanovic, m. 65).
ATHLÉTIC DE BILBAO (0). Unai Simón; Yuri, De Marcos, Yeray, Paredes; Vesga (Ander Herrera, m. 66), Galarreta (Sancet, m. 66); Berenguer (Malcom, m. 73), Iñaki Williams, Unai Gómez (Muniain, m. 45); y Villalibre (Raúl García, m. 45).
ÁRBITRO. García Verdura (VAR: Busquets Ferrer). Amonestó a los locales Ramazani (2, m. 52), Baba y Pubill y a los visitantes Sancet.
GOLES.
INCIDENCIAS. Partido correspondiente a la vigesimocuarta jornada de liga en Primera División, disputado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos.
CRÓNICA.
La UD Almería ya es el peor equipo de la historia de Primera División. Y a juzgar por lo visto esta noche en el Mediterráneo, de manera absolutamente merecida. La UDA ha relevado al Sporting de Gijón como el equipo que más jornadas ha estado sin ganar en toda la trayectoria de la categoría de oro del fútbol español, superando al Sporting de Gijón del año 1.998, en una temporada absolutamente vergonzosa, a pesar de que algunos intenten crear incluso un cierto ambiente de euforia.
Y todo ello en un partido patético, sin absolutamente nada que se haya parecido al fútbol, con un Athlétic de Bilbao que seguramente haya sido el peor de la temporada, y no es el primer equipo al que le pasa esto en el Mediterráneo, en 93 minutos de absoluto tedio, de un aburrimiento soberano y de una falta de aliciente completamente rotunda, rotundamente completa.
Una primera parte con ocasiones repartidas.
El inicio del encuentro ha sido mucho más favorable a la UDA de lo que cualquiera podía esperar, con el equipo de Garitano sin sufrir prácticamente nada y llegando al área del Athlétic al menos con tanta facilidad como éste a la suya. Ciertamente los vascos han gozado de un par de remates en los primeros doce minutos, uno de ellos cabezazo muy solo en el área de Villalibre, pero también Lopy ha disparado desde la frontal absolutamente solo, aunque con mucha inocencia y poca potencia, a las manos de Unai Simón.
El encuentro ha ido a menos conforme han ido pasando los minutos de la primera mitad, con un Athlétic que no estaba cómodo en el terreno de juego y una UDA que sabía a lo que venía y que salía con más alegría a la contra que su rival, aunque sin crear ocasiones reales de peligro.
El primer tiempo caminaba con paso firme hacia el empate a cero al descanso, pero en el 39 el Athlétic ha podido y Maximiano se ha convertido en el gran protagonista del encuentro, sacando abajo con manopla milagrosa un espectacular remate de cabeza de Aitor Paredes. El encuentro ya tenía a su ‘santo’.
Antes del pitido, en el 44, la UDA también ha tenido la suya de cabeza, rematada por Choco Lozano, entrando de manera poderosa al remate, pero tocando con poca fuerza y al centro, fácil para un Unai Simón bien colocado en una acción que sirvió para poner la rúbrica a la primera parte, que acababa con tablas y sin goles.
Un suplicio de segunda parte.
El segundo tiempo ha empezado, ya con Muniain y Raúl García en la cancha, con un ritmo inferior al de la primera y, nada más arrancar, se producía la lesión de Lopy, que se marchaba muscularmente tocado, y la expulsión de un Ramazani que ha visto dos cartulinas amarillas por agarrar a un rival. El Almería se lo ponía más difícil aún a sí mismo.
El paso de los minutos había convertido al choque en una nada absoluta, con un Almería para el que ya el empate era un premio gordo y un Athlétic que no ha encontrado en ningún momento la comodidad para llegar con claridad. Eso sí, en el 85, Raúl García remataba de cabeza al palo, pero la portería de Maximiano parecía estar protegida. A la siguiente, Milovanovic se quedaba solo ante Unai y la mandaba también a la madera. Ya no había tiempo para más; ni tiempo, ni fuerzas, ni ganas, ni ideas. Otra noche más, sin nada, en el Mediterráneo.
