VÍDEO BLOG #Minuto92: Las vergüenzas que destapa la eclosión de Marcos Peña, por Víctor J. Hernández Bru.
Aunque parezca mentira, una de las milongas más poderosas que nos ha trasladado el ‘Comando Fontaneiro’, ese dúo encargado de hacer brillar el pastizal que Turki se ha gastado en Almería, que se gastó este verano 52 millones de euros en hacer la peor plantilla de la categoría, fue precisamente la de proclamar que la UDA tenía el mejor equipo de su historia.
Y más mentira parece, aún, el hecho de que a estas alturas casi nadie le pida explicaciones, sobre todo al autor de la frase que no fue otro que ‘Míster Party’, por una vacilada que rozaba la falta de respeto a la inteligencia, por no decir que la traspasaba holgadamente.
El tiempo y los resultados han demostrado de manera incontrovertible aquello de lo que algunos, muy pocos, advertimos cuando se aproximaba la Feria de Almería: que el Almería que se había salvado dos meses y medio antes había hecho una plantilla evidentemente peor que la que había sufrido para lograr la permanencia, la cual, por cierto, era también peor que la que había ascendido de categoría.
La evolución del delantero de referencia, por poner un ejemplo, pasando de Darwin Núñez a Sadiq, de éste a El Bilal Touré y de éste a la llegada este verano de Ibrahima Koné es el ejemplo más claro de cómo estos señores no han dejado de timarnos en cuando a la confección del equipo desde que llegaron, empeorando claramente el potencial del mismo, mientras se incrementaba la inversión que nadie ha explicado aún adónde ha ido a parar.
Otros muchos puestos del equipo han experimentado escándalos similares, como por ejemplo el centro de la defensa, que este verano pasaba de la pareja Ely y Babic, que había salvado la categoría, aunque fuera in extremis, a la formada por un descendido como César Montes y un centrocampista como Édgar, lo cual ha provocado que la liga la termine como titular Chumi, un suplemente del pasado año.
Pero seguramente hay un caso más flagrante incluso que todos los demás: el del centro del campo, donde el pasado año dos jugadores como César De la Hoz, para mí el principal pivote defensivo que ha tenido el club en los últimos tiempos, y ahora el subcampeón de Copa, Samu Costa, se repartían los minutos antes de ser sustituidos por un jugador que venía de la zona media de la liga francesa como Lopy y un suplente del Mallorca como Baba.
El descalabro ha sido tal, en esa posición, que la llegada de Pepe Mel ha terminado desnudando las carencias deportivas y planificadoras del ‘Comando Fontaneiro’, al mostrar la evidencia de que, con un chaval del filial, Marcos Peña, el equipo no sólo ha mejorado ostensiblemente, sino que ha alcanzado sus dos únicas victorias de la temporada. Si algún aficionado se pregunta si a cualquiera de los dos integrantes del ‘Comando Fontaneiro’ se le va a caer la cara de vergüenza por algo de esto, la respuesta no hace falta ir a buscarla ni a Oxford ni a Cambridge.
