VÍDEO BLOG #Minuto92: La vergüenza de la vacunación de la selección que culmina el desastre de la gestión del gobierno, por Víctor J. Hernández Bru.
Ignoro si es su verdadero propósito, pero al final este gobierno de España va a conseguir que nos sintamos avergonzados de ser españoles. Al nefasto manejo de la crisis del Covid-19 desde el inicio hasta el final, por no hablar de otros ámbitos de su gestión, hace tiempo que unió una forma de gestionar la vacunación que, una vez más, no se convertía en otra cosa que no fuera una forma de enfrentarnos a todos unos contra otros, lo cual, al parecer, es su filosofía de vida desde que llegó al poder.
Hemos visto cómo han tenido que dimitir incluso responsables sanitarios, que ejercían sus labores coordinando a equipos médicos de vacunación e incluso siendo ellos mismos doctores, para satisfacer el ansia de odio político que se ha instaurado en este país de un tiempo a esta parte.
Y claro, fruto de todo ello ha sido la absurda manera de trasladar la vacunación a la población en general y al deporte en particular. Yo sí siento vergüenza de pertenecer a un país en el que el jefe del Estado, que hace el 100% de su agenda de manera privada y en sus ámbitos personales de actuación, teniendo que ir a vacunarse junto al resto de la población para que no haya ningún imbécil que quiera hacer de ello una cuestión política.
Y ahora les ha tocado a los miembros de la selección. El presidente de la Federación, del que he sobradas muestras de que no es santo de mi devoción, ha manifestado dos meses detrás del secretario de Estado para el Deporte, aquel tipo que defendió que se hicieran las manifestaciones del 8-M cuando era delegado del Gobierno en Madrid. Yo ignoro si esto es verdad, sinceramente; porque de Rubiales me fío lo mismo que del otro, pero haya o no sucedido, el Consejo Superior de Deportes no debería necesitar del marcaje de la Federación para garantizar que sus equipos pueden competir de manera internacional y representando a España.
Ahora, tras el positivo de al menos dos jugadores, el señor Franco, que así se llama, se ha puesto a darse patadas en el trasero para defender la vacunación de nuestros internacionales, cuando ya era demasiado tarde para que no surgieran las voces de los de siempre defendiendo que por qué ellos sí y otros no.
Sinceramente, yo aún no estoy vacunado y espero estarlo pronto, pero me parece fantástico que se hayan vacunado los sanitarios, faltaría más; y los maestros, y quienes limpian en los colegios, y los carteros y un montón de profesionales que entiendo que tienen un mayor riesgo que yo y que además constituyen un servicio público.
Y entiendo que quienes se sienten molestos por el hecho de que exista España no quieran que se vacunen quienes visten su camiseta y portan su escudo, pero el que los profesionales que emplean su tiempo en defender a su país en un terreno de juego deben vacunarse y así asegurar que no pasa lo que acaba de pasar es tan de cajón como otro millón de situaciones que nunca habían pasado en este país y que están pasando desde que nos gobiernan los que nos gobiernan. Sinceramente, no se puede ser más inútiles, no se puede ser más inoperantes, pero sobre todo, no se puede ser más miserable.
