VÍDEO BLOG #Minuto92: La Pizarra de Quintana y la pregunta sobre Turky, por Víctor J. Hernández Bru.
El jueves compartí un rato con Quintana, Nahuel Miranda y compañía en La Pizarra. Son los primeros efectos del aterrizaje de la UDA en Primera División: estar en la máxima categoría es bueno para todos, incluyéndonos a los periodistas. Es uno de los motivos por los que me descoyunto cuando alguien afirma, incluso sin conocernos, que tenemos algún reparo con que a la UD Almería le vayan bien las cosas, por el simple hecho de que señalamos lo que no está bien.
En todo caso, de ese rato de charla, que sin duda se repetirá durante la temporada, me quedo con la pregunta que me hicieron acerca de las intenciones de Turky con este proyecto, después de haber conseguido el primero de los objetivos clave que se había marcado, como es el ascenso a Primera División.
No me esperaba la pregunta y tuve que pensar un instante, aunque al final respondí que es algo que aún esta por ver, puesto que el ministro saudí ha demostrado con creces su amor por Almería por un lado y la potencialidad de su cartera por otro, aunque todo ello haya quedado matizado, este verano, por una gestión descuidada y una configuración de plantilla pésima y carente del necesario trabajo.
Yo sigo pensando que lo que le pasa a Turky es que ha escogido mal a su equipo de trabajo y que se entera poco, a pesar de su amplia red de información internacional, de las andanzas aquí de los hombres a los que paga a precio de oro, pero he de reconocer que esto son conclusiones mías derivadas de la observación del comportamiento generoso, desprendido y entregado del presidente y de la falta de gestión y las reacciones caprichosas de sus empleados en Almería.
En todo caso, ya les dije a mis colegas de La Pizarra que, a pesar de que han transcurrido ya tres años desde el aterrizaje del Universo Turky en Almería, ahora es cuando se va a empezar a saber si este proyecto es, de verdad, lo ambicioso que ha manifestado el presidente hasta el momento o si corre el riesgo de quedarse en un quiero y no puedo, como le sucedió a su paisano de Málaga.
La pelota, nunca mejor dicho, está en el tejado de Turky Al Sheihk.