El tema centró buena parte de la Tertulia del Minuto 92 de ayer que, por cierto, el que se la perdiera, le recomiendo que tire de podcast en radiomarcaalmeria.com, que merece la pena.
Con Elías Paredes, Manolo Soler, Juanjo Soler y Manolo Serrano alrededor de la mesa y con ganas de opinar sin cortapisas, esa costumbre que tanto molesta a Alfonso García, a estos cuatro les dio por ver las cosas buenas que refleja el equipo de Joan Carrillo y, entre ellas, hablaron de la alegría que podría darse al cuerpo, Macarena, un Almería con Iván Sánchez y Pozo en el campo.
El sábado tuvimos la oportunidad de verlos jugar ante el Nástic, pero por separado. De hecho, Pozo entró por Iván, en el mismo momento en el que se marchó la creatividad y entró la magia al terreno de juego.
Carrillo sigue teniendo echado el freno de mano, eso está claro, a pesar de que esta semana ha bajado su efectividad defensiva.
Pero hay que analizar con frialdad y distancia esta manera de hacer las cosas por parte de Carrillo. No creo que no haya nadie a quien no le apetezca ver a Iván y a Pozo juntos en un terreno de juego.
Con ellos codo a codo, imaginamos diabluras, creatividad, magia, verticalidad y frescura. Cómo no. Pero por otro lado, yo no imagino que Carrillo sea un tipo osco y cascarrabias, que disfrute hurtándonos ese placer por el mero gusto de que los demás no podamos ir al campo con la ilusión de ver a su equipo jugar bien.
Entiendo, más bien, que el catalán no les da bola a los dos juntos simplemente por aquello que tanto repetía Ancelotti en su época madridista: el equilibrio. Creo que Carrillo quiere un equipo equilibrado, que poco a poco se vaya sacudiendo el corsé que parece lucir desde hace ya casi dos meses, pero sin salir por ahí a lo loco, con la ropa interior en la cabeza.
Aun así, no me resisto a pedir a Carrillo, buen oyente de Radio Marca Almería a estas horas, que si en algún momento encarta, nos ponga a los dos pequeños sobre el tapiz, a ver qué son capaces de hacer. Lo mismo nos sorprendemos todos.
