El próximo 6 de noviembre, el Ayuntamiento de Almería concederá su Escudo de Oro al nadador paralímpico Carlos Tejada.
No ocultaré que la noticia me hace especialmente feliz. Y no sólo por el cariño personal que le tengo a Carlos, a su padre José Carlos y a toda su familia, sino porque creo que la medalla cumple un doble logro fundamental: por un lado, hacer justicia porque Carlos lo merece probablemente más que nadie y, por otro, ser un acicate más para una persona muy especial.
Carlos es una persona con discapacidad que, gracias a su tesón y su enorme corazón, pero también gracias al buen entendimiento que del deporte tienen los suyos, ha conseguido triunfar en esto con creces.
Para Carlos, la natación es su vida, una parte muy importante de su vida. Gracias a ella, además de ganar cientos de títulos, ha conseguido ser una persona admirada, realizada y querida, aunque esto último lo habría logrado fuera cual fuera la actividad a la que se hubiera dedicado.
Es fácil caer en el error de decir que, gracias al deporte y a la natación, Carlos ha conseguido ser una persona normal. Carlos es un tipo absolutamente normal, con unas capacidades evidentes, no hay más que lanzarse a una piscina junto a él, y otras menos desarrolladas que la media.
Socialmente estamos acostumbrados a fijar la normalidad en determinados criterios y no en otros, lo cual ha supuesto grandes injusticias desde que el mundo es mundo y también bastantes situaciones absurdas.
Hablar de Carlos como persona con discapacidad es ignorar que mientras él hace dos largos de una piscina olímpica, nosotros no hemos logrado tocar el otro lado de la misma; o dicho de otra manera, supone hacer el ridículo con bastante suficiencia.
El caso es que el Ayuntamiento de Almería se ha acordado de Carlos para reconocer sus méritos deportivos a pesar de su juventud. No hay que olvidar que la gran mayoría de los escudos de oro son personas ya retiradas de su actividad. A Carlos le queda aún mucha agua por mover y mucho metal que sostener sobre el podio.
Por todo, mis gracias al Ayuntamiento y, sobre todo, mil gracias a Carlos. Amigo Carlos.
