Con cuatro días de trabajo, el técnico del filial le da la vuelta a la UDA y logra que un equipo muerto pase por encima del Zaragoza, con un Pozo imperial y tres golazos, dos de ellos de Rubén Alcaraz. Mañana, el artífice de todo esto estará de nuevo dirigiendo al filial rojiblanco. Y Alfonso García Gabarrón seguirá siendo el presidente del club.
FICHA TÉCNICA.
UD ALMERÍA: René; Motta, Nano, Owona, Morcillo; Mandi, Rubén Alcaraz; Pozo (Corredera, m. 88), Gaspar (Fidel, m. 64), Fran Rodríguez; y Juan Muñoz (Hicham. m. 77).
REAL ZARAGOZA: Cristian; Ángel, Delmás, Mikel, Grippo; Febas, Zapater; Pombo (Buff, m. 88), Toquero (Oyarzun, m. 81), Raúl Guti (Eguaras, m. 66); y Borja Iglesias.
ÁRBITRO: Amonesto a los locales Morcillo y Owona y al visitante Delmás.
GOLES: 1-0, m. 43: Fran Rodríguez.2-0, m. 79, Rubén Alcaraz. 3-0, m. 92: Rubén Alcaraz.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la decimocuarta jornada de la Liga 1, 2, 3, disputado en el Estadio de los Juegos Mediterráneos ante unos 5.000 espectadores.
CRÓNICA.
Cuatro días ha tenido de trabajo Fran Fernández, para hacernos ver a todos que el Almería tiene un equipo de fútbol y no un cortejo fúnebre. El técnico canterano del Almería, que entre los dos partidos del pasado año y éste ha sumado siete puntos de nueve posibles en Segunda División y que, a pesar de todo ello, mañana volverá a dirigir al filial.
El Almería ha sido hoy un equipo que funciona, un conjunto ordenado, un grupo humano con fe inquebrantable en sus posibilidades y también en las órdenes de un entrenador que sabía a lo que había ido y a lo que tenía que jugar su equipo.
La paradoja es que ese entrenador, Francisco Javier Fernández, mañana pierde el puesto que ha ocupado esta noche en el banquillo del primer equipo, para pasar a formar parte del filial, el conjunto del que, cada vez que ha salido, ha sido para sumar puntos con el Almería de Segunda.
Sorprendente en la primera…
El Almería de la primera parte ya dejó claro que no era el mismo que hace una semana, el mismo que las últimas cuatro semanas, el mismo que en el resto del presente campeonato. A pesar de que en los primeros minutos pasó algunas dificultades y dejó la pelota en los pies del rival, pronto empezaron a dejarse notar las consecuencias del ‘efecto Fran’, ese efecto que el capricho del presidente ha circunscrito tan sólo una jornada.
Con Pozo al mando de las operaciones, derrochando magia en todas las jugadas en las que tocaba balón, con el centro del campo recuperando balones, los delanteros presionando y las bandas perfectamente amarradas, el Almería mandó a partir del décimo minuto del partido. Las ocasiones iban llegando, acaso no demasiado claras, pero sí dando la sensación de que este Almería era otro.
Y eso hasta que, en el tramo final de la primera parte, llegó el primer derroche de entrenador, con una falta lateral en la que funcionó la estrategia de Fran Fernández (¡cuatro días en el equipo!), con un saque rápido y balón a la banda contraria, para el zapatazo brutal de un Fran Rodríguez que ha jugado su mejor partido y la colocó de manera violenta en la escuadra de la portería de Cristian. El Almería mandaba al descanso.
… inteligente en la segunda
La segunda mitad fue de inteligencia táctica y de dirección por parte de Fran Fernández. El Almería ha sabido jugar a lo que tenía que jugar, a darle la pelota al rival y esperarlo a la contra; una contra siempre dirigida por un Pozo que ya pasó directamente a gustarse, con controles preciosistas, con recortes de torero, con pases de mago, para dirigir a una sinfonía balompédica que no se veía en el Mediterráneo desde hacía años.
El segundo gol del encuentro llegó en el 79, después de que el Almería hubiera rondado el tanto antes, con dos remates, uno de vaselina y otro de cabeza desde la frontal, por parte de un Juan Muñoz que también fue el mejor desde que comenzó la temporada.
De nuevo funcionó la estrategia, con un balón de Pozo genial, asistiendo a Rubén Alcaraz, para el disparo contundente de éste al fondo de la portería. El Almería sentenciaba el partido.
Pero no se conformó el equipo de Fran, no se dedicó a dejar pasar los minutos sino que apretó todavía más, siguió presionando, robando, queriendo. Y fruto de ello, incluso en el descuento, Rubén Alcaraz robaba una pelota en el círculo central, levantaba la cabeza y venía a Cristian adelantado, para colocarle un disparo por alto que se convertía en el definitivo 3-0, en mitad de un ambiente de éxtasis y euforia absolutamente justificada.