Dilucidar es combatir mentalmente. Es muy duro ese momento en el que pensamos sobre lo que está por venir pero, a nuestro pesar, no podemos más que imaginar en el porvenir. En aquello que llegará pero que por más que miramos el reloj o el calendario parece demorarse en el tiempo. Es así en el caso del Almería; el partido del sábado, el del agua al cuello.
Galicia es mágica. Tierra de meigas y leyendas que, para el Almería, presenta una historia agridulce. Fue un gallego, el Ourense, quien mandó al Club de Fútbol a Segunda B. Fue otro gallego, el Dépor, quien dio la puntilla con aquel gol de Aranzubía a la UDA en su último descenso de Primera. Pero también fue un gallego, el Pontevedra, y en este caso en la tierra del marisco, quien fue testigo del ascenso de la Unión allá por el año 2.002 a la categoría que mañana intentará defender con unas y dientes.
Es momento de dilucidar, de tratar de resolver este misterio que nos tiene atenazados durante toda la semana. Hacía tiempo que no recibía tantos mensajes, que no leía tantos tuits relacionados con el Almería. Decía Oscar Wilde que “El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible”. En este caso, para los aficionados de a pie, lo que más dudas nos genera es precisamente aquello que no vemos.
Se duda de la implicación de una plantilla que puede tener, en buena parte, su cabeza en otro sitio y sus maletas preparadas. En mi caso, no creo que nadie quiera contar con un descenso en su haber, además de que ahí, en ese grupo, hay gente que ni tiene el futuro decidido y de alguna forma siente estos colores. Por tanto, me agarro a la implicación y me decido y autoconvenzo de que en Lugo los tres puntos serán una realidad. Pronto, dilucidaremos este misterio.