BLOG, por Francisco Martínez Gómiz.
Llega el buen tiempo, el sol, el calorcito y con el la finalización del curso escolar, vacaciones para los “peques y no tan peques” de la casa. Es hora de hacer balance, como los estudiantes, se acercan las fechas de final de curso y las notas dirán el nivel de esfuerzo empleado.
En el fútbol es prácticamente igual, se acerca el final de liga y la posición en la tabla clasificatoria indicará si se han cumplido los objetivos establecidos a principio de temporada.
Aunque la UDA en estas últimas jornadas ande en “tierra de nadie” no debemos perder la visión de que la temporada, en líneas generales, se acerca más al notable que al simple aprobado.
Y no me refiero sólo a la posición en la que va a acabar el equipo (previsiblemente entre el octavo y el undécimo) que ya es bastante meritorio después de las últimas temporadas de sufrimiento donde acabábamos dirimiendo nuestra permanencia en la Liga de Fútbol Profesional en la última jornada y casi en el último minuto del partido, como esos estudiantes que se dejan para el último día los 10 últimos temas de la materia.
Más allá de no pasar dificultades por la permanencia (excepto en las primeras jornadas no volvimos a estar en puesto de descenso) lo verdaderamente reseñable del equipo es que se le ha dotado de una identidad, el aficionado sabe a qué juega su equipo y un equipo con un plan definido es posible que se acerque mucho más a la consecución de sus metas.
En esto ha tenido que ver mucho su entrenador, novel en la categoría (a excepción de alguna experiencia cuando ha habido transición entre un entrenador cesado y otro nuevo inquilino al banquillo). Fran ha conseguido hacer un equipo reconocible, que sabe a lo que juega, explotando las virtudes de sus jugadores y minimizando las de los rivales.
Tras unos ajustes lógicos al principio de temporada donde el equipo daba una imagen en casa bastante fuerte, de equipo armado, y luego lejos de casa se mostraba como un equipo dubitativo, pasamos a mitad de temporada a ser un equipo muy temido cuando jugaba fuera, por la fuerte presión ejercida y por la velocidad a la que se salía con espacio por delante. No en vano estuvimos 13 o 14 jornadas seguidas sin conocer la derrota, síntoma de equipo fuerte y muy bien trabajado.
En la segunda vuelta los equipos nos conocían más, ya no éramos tan sorpresivos como lo fuimos en la primera vuelta. Los equipos nos tenían respeto, la UDA se generó ese respeto a base de entrega, lucha y buenos resultados. El visitante en el Mediterráneo sabía que se iba a someter a una presión asfixiante y a un alto ritmo de partido. Este año, a diferencia de los tres cuatro años anteriores, nuestro campo ha sido un fortín y hemos asegurado muchos puntos en nuestra casa, en temporadas pasadas era una sangría y por ahí comenzaban los problemas del equipo.
No sólo funcionábamos en casa, cuándo íbamos fuera y nos daban espacios hemos sido un equipo temible, con unos extremos rápidos y verticales y un nueve que se ha destapado en la recta final del campeonato como un gran goleador.
¿Con todo esto nos ha dado para llegar a play-off? Evidentemente no. Cuando hemos estado cerca, muy cerca, el equipo no ha conseguido el triunfo. Bien por deméritos propios, bien por méritos ajenos. En ningún momento hemos estado en puestos de play-off y aunque ha sido una ilusión muy grande, la verdad es que cuando el equipo no ha estado al 120% no se ha conseguido la victoria.
Y en un campeonato tan largo y exigente como lo es la segunda división española, no siempre estas con la misma precisión, con la misma energía y con la misma efectividad (a excepción de Osasuna que está realizando una de las campañas más regulares de los últimos años en esta categoría). Aún así, hasta Osasuna, Málaga, Granada incluso Albacete, han obtenido la victoria en algún partido donde, por méritos, no la han merecido. Eso no ha ocurrido en la UDA, es posible que se me escape algún partido pero no hemos conseguido alzarnos con la victoria en partidos igualados en los que hemos empatado y eso, al final de la competición, son muchos puntos de diferencia.
Con 17 caras nuevas, muchas de ellas sin experiencia en la categoría de plata y con la experiencia acumulada durante las últimas campañas, hacía presagiar otra temporada de sufrimiento a los aficionados que respondieron negativamente a la renovación de su abono perdiendo cerca de 2000 abonados esta campaña.
Une eso a la categoría de equipos que bajaron desde primera división, Las Palmas, Deportivo de la Coruña y Málaga, más los que ya estaban en esta categoría….., tela….., el futuro no era muy esperanzador en Agosto’18.
Pues bien, se ha armado un equipo con estilo de juego reconocible, que se ha entregado en el campo al 1000%, cuyos jugadores han sido valores destacados de segunda división y se ha alcanzado la permanencia con mucha holgura.
Cierto es que no se ha conseguido meter al equipo en play-off pero eso no debe empañar la enorme campaña de la UDA en esta temporada 18-19 donde vamos a tener, de nuevo, sino ocurre nada raro, un nuevo pichichi de la categoría y eso habla muy bien de los resultados del equipo.
¿A partir de ahora qué? Esa pregunta debe responderla el máximo responsable de la UDA y analizar qué quiere para la próxima temporada, comenzando con la renovación del técnico que le ha dado estabilidad a un club que llevaba mucho tiempo a la deriva en el ámbito deportivo (¿recuerdan cuantos entrenadores han pasado por el club desde hace 5 campañas?) y afianzando a los líderes de esta plantilla. Todo esto, claro está, si queremos un proyecto más ambicioso para la próxima temporada y no sólo contentarnos con no pasar apuros con la permanencia. Pero eso es otra historia y trataremos de contarla….
