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Blog by Francisco Martínez Gómiz: «No vale todo»

BLOG, por Francisco Martínez Gómiz.

Este fin de semana pasado hemos asistido a hechos muy desagradables en el deporte. En el barrio madrileño de Vallecas se tuvo que suspender un partido de futbol de liga profesional en el descanso por el comportamiento del público insultando constante y gravemente a un jugador del equipo visitante, jugador, que por cierto, estuvo en la órbita del Rayo Vallecano y que por “ciertas desavenencias” con algún sector radical de la afición terminó prestando sus servicios en otro club de fútbol.

En medida de protesta y frente a los insultos del público, los compañeros de su equipo, el Albacete Balonpie CF decidieron no saltar al terreno de juego tras el periodo de descanso, provocando la suspensión del partido.

Me sigue sorprendiendo que sean los propios jugadores los que tengan que tomar esta iniciativa y no el colegiado. Ser árbitro no es fácil, siempre estás en el ojo del huracán y siempre bajo la sospecha de los aficionados de uno u otro bando. Pero si decides voluntariamente ser parte del juego, impartir justicia en el mismo, la iniciativa de suspender, al igual que la de prolongar o cualquier otro aspecto relacionado con las reglas del juego, deben ser ejecutadas por la figura que se encarga de ello, es decir, árbitro principal y árbitros ayudantes.

Por otro lado queda retratada la afición del Rayo Vallecano, club histórico, siempre a la sombra de los grandes clubes de la capital pero con una afición fiel y muy entendida en cuestiones futbolísitcas. No vale todo, señores. Pagar una entrada no te da derecho a insultar a nadie, ya sea rival o árbitro. Te da derecho ver un espectáculo deportivo, a animar a tu equipo frente a las dificultades que plantea el adversario, a dar ese aliento cuando las fuerzas flaquean…., pero no a mofarse de rivales o colegiados.

La afición del Rayo Vallecano sabe mucho de eso, de insuflar energía, de dar a su equipo esas fuerzas necesarias cuando el partido está igualado, no en vano se han mantenido en muchas ocasiones en la élite del fútbol profesional teniendo una plantilla de menor calidad y presupuesto que otros equipos que finalmente han descendido.

Pero lo de ayer se “pasa de rosca”. Hoy saldrán en todos los noticiarios, prensa escrita, radio, TV, y se le tachará de una afición “bronca” y estoy seguro de que no todos los aficionados que asistieron ayer domingo a ver el partido insultaron al jugador.

Es fácil contagiarse en las grandes masas de la emoción que se genera entorno a un partido como pasa en el fútbol. El individuo que de forma habitual no se comporta como un “energúmeno” cuando se ve rodeado por otros seres humanos con los que comparte afición, es capaz de realizar acciones que ni si quiera había pensado. Por eso, mi “vecino” de localidad insulta impunemente a un jugador y al final me “contagio” y hago lo mismo que él, avalado por el anonimato de la masa, del público.

Estoy seguro que alguno de los que estuvieron ayer en el estado de Vallecas se arrepienten de su comportamiento ya que solo se “dejaron llevar” por las circunstancias pero la sanción al Rayo va a ser dura (o debería serlo) para que no se vuelva a producir otros hechos tan lamentables como los vividos en la noche del domingo en ese estadio.

Unos kilómetros más al sur en la misma Comunidad de Madrid, estaba jugando la UDA su partido contra el Fuenlabrada. Equipo recién ascendido de segunda división B, con un núcleo de jugadores que se mantienen desde la categoría de bronce y que tienen muy claro su forma de juego y las tácticas de su entrenador.

Ser intensos en el partido es aceptable, hoy en día no le ganas a un equipo de fútbol profesional si no igualas, como mínimo, la intensidad del rival. Llevar al límite el reglamento es una opción, la puedes llevar a cabo o no, ahí es donde entra la figura del árbitro, que permita un mayor nivel o menor nivel de dureza en el juego, hasta aquí todo correcto.

Para alcanzar resultados en el fútbol profesional tienes muchos caminos distintos y luego, claro está, que entre la pelotita, pero lo que no es de recibo y lo que un árbitro no puede “hacer la vista gorda” es sobre lanzamientos de objetos a los jugadores o insultos racistas hacia un jugador, de eso no se puede desprender. Lo que pasa en el terreno de juego (y aledaños) es su responsabilidad y no puede permitir que una afición coaccione al equipo rival a base de “mecherazos” e insultos racistas.

Lo he comentado anteriormente, no soy de crítica fácil al colectivo arbitral, deben estar al margen del resultado del juego pero si pondré un punto sobre las íes cuando su función no esté bien desarrollada. Como cualquier ser humano, el árbitro está sujeto a errores y aciertos y no siempre coincide nuestro mejor día, ¿quién no ha tenido un día duro en el trabajo y ha metido la pata en alguna ocasión? Contra eso nada que objetar. Pero hay aspectos que extrapolan la interpretación del reglamento y que deben ser juzgados por el árbitro como son los insultos racistas o el lanzamiento de objetos a los jugadores rivales, la seguridad de los profesionales está por encima de cualquier partido de fútbol y en eso no se puede inhibir.

Hay mucho por hacer en cuanto a la forma que tienen las aficiones de animar a su equipo en el mundo del fútbol. Me cuesta pensar que en deportes de “sala” se insulte a un jugador por su color de piel (que lo ha habido, pero en mucho menor número) o se lancen objetos a la pista.

Es cuestión de educación y respeto hacia el rival y en eso nos queda mucho por trabajar cuando acudimos a un evento deportivo. Señor@s, las entradas no nos dan derecho a todo, hay que animar a mi equipo, insuflarle aliento, ser partícipes de sus victorias, crear un ambiente donde el jugador de casa se siente confiando y pueda ofrecer el 120% de su rendimiento, pero el adquirir una entrada no nos da derecho a llamar “nazi” a un jugador o “negro de mierda” o lanzar mecheros o cualquier otro objeto que pueda poner en peligro la salud física de cualquier jugador profesional que está defendiendo los colores del equipo rival.

No vale todo en un campo de fútbol, comiencen por la Educación y el Respeto.

 

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