Nos ha pasado a la aficionados y supongo que también a los jugadores que hemos perdido la convicción. Hemos perdido ese propósito de dolor, ese gen que nos hace orientarnos hacia la tarea cuando queremos hacer algo y es para nosotros muy importante, nos orientamos y juntamos todas nuestras fuerzas para cumplir con todos los objetivos y es muy triste pues que el Almería casi a las primeras de cambio, casi arrancando la competición, se haya quedado sin ese propósito, sin ese objetivo.
Cuando tu por ejemplo quieres aprender inglés, te vas a una academia, te preparas, estudias… con un objetivo, que al final es sacarte un nivel: El B1, el B2 o el C1. Ese objetivo te mantiene vivo, te mantiene en la pelea y los pequeños logros de ir aprobando exámenes van haciendo que te vayas convenciendo de que puedes conseguir ese objetivo y eso es algo muy motivador, algo que te mantiene en la pelea por conseguir ese objetivo.
Eso el Almería lo ha perdido, lo ha perdido a las primeras de cambio. Ahora por ejemplo un objetivo puede ser ganar el primer partido, tratar de estar bien con la afición pero eso, ese objetivo, con esa propuesta de valor si lo comparamos por ejemplo con el Alavés o con la UD Las Palmas cuyo objetivo es salvar la categoría, ganar el siguiente partido, es pelear, pues como podéis comprobar el propósito de uno con el propósito del otro no tiene nada que ver y desgraciadamente esto se ha perdido por la malísima planificación de la plantilla que ha habido este verano, así que nos espera una temporada larga y de sufrimiento.