VÍDEO BLOG #Minuto92: El señor El Assy sigue hablando sin racismo en sus medios amigos… sin contar qué experiencia racista ha sufrido, por Víctor J. Hernández Bru.
Ha estado callado y prácticamente desaparecido durante meses, seguramente con grandes estrecheces en aquella zona anatómica donde rara vez se pone el sol, vamos, que ni el pelo de una gamba, ante la clara amenaza de que ocurriera lo que él mismo había prometido que jamás ocurriría, es decir, el descenso; y como todos los de su especie, ha tardado ‘cero coma’ en salir dándose golpes de pecho en sus medios amigos en cuanto se ha conseguido el objetivo, aunque haya sido en el minuto 82 del último partido de liga y de penalti.
Es Mohamed El Assy, que el lunes estuvo recibiendo sobadas de lomo en la tele municipal de Almería y al día siguiente aparecía en una televisión árabe, de ésas que le gusta visitar porque allí él es quien elige las preguntas, como en el club él es quien elige los fichajes sin consultar siquiera a sus entrenadores, para repetir la mentira de que ha sufrido una experiencia racista por parte de un periodista.
En esta ocasión, no nombra al periodista en cuestión, seguramente porque tampoco le agrada el proceso judicial en el que está inmerso después de sus payasadas y cartelitos del pasado verano, pero volviendo a hacerse la víctima de racismo, pero sin contar absolutamente nada de en qué consistió aquel episodio racista.
La escena es abracadabrante: el periodista le planta delante una pregunta muy elaborada, en la que, con la percha del problema del racismo en el fútbol, se la deja botando en el punto de penalti para que él diga que sí, que él mismo ha sido víctima por parte de un periodista almeriense, para luego fabular con un supuesto apoyo popular, a pesar de que lo que ocurrió realmente fue que tuvo que retirar una repugnante pancarta que lucía en la puerta del estadio, con la misma acusación y sin ninguna prueba de lo que denunciaba. Qué digo prueba: sin relatar siquiera en lo que había consistido ese racismo.
Resulta entre ridículo y clarificador el que, ante una historia de tal calibre, el periodista o busto parlante con las preguntas escritas, ni siquiera tuviera la curiosidad de preguntarle en qué habían consistido esos hechos. Todo cutre, muy casposo, muy simplón, tremendamente infantil y absolutamente increíble. Un teatrillo digno de quienes se siguen pensando que todos los demás somos absolutamente imbéciles.
La única realidad de los hechos es que nadie ha sido racista con El Assy, que él, después de un año, no ha sido capaz de relatar en absoluto esos hechos racistas que dice que sufrió, porque tales hechos no han existido. Y que lo único que ha existido es que el tipo se ha inventado la acusación para tratar de intimidar a un periodista, éste que habla y escribe, por el mero hecho de que ni me dejo intimidar ni estoy en venta. Mala suerte, hermano.