Cualquier aficionado al fútbol ha vivido en alguna ocasión que un club había impugnado un partido y los motivos alegados podían ser diversos pero según el Reglamento General de la Real Federación Española de Fútbol, en su Artículo 248. “Requisitos generales para la alineación de futbolistas en los partidos”, para ser considerada alineación indebida, están entre otros:
a) Que dicho jugador no esté inscrito y en posesión de la licencia federativa reglamentaria.
b) Que se encuentre sujeto a suspensión acordada por el órgano disciplinario competente.
c) Que no figure en la relación de futbolistas titulares o suplentes que el árbitro consta en el acta.
d) Que exceda el número máximo autorizado al de los jugadores que puedan estar en el terreno de juego o del cupo específico de extranjeros no comunitarios o de las sustituciones permitidas.
Partiendo de esta norma es licito que un Club considere que tiene que salvaguardar sus intereses ante una situación que considere perjudicial para su Club, pero lo que no es de recibo es que entremos en un escenario en el que los Clubs de futbol de nuestra Liga se quejen o reclamen por cualquier cosa esperando que eso les pueda favorecer. Me refiero a que si existen motivos justificados y de peso es lógico que reclamen y que se impugne un partido, pero no por cualquier o pequeño matiz que se dé a lo largo de este.
En esta Liga ya tenemos antecedentes de impugnaciones de partidos pues el Cádiz en su día presentó la impugnación del partido que disputó ante el Elche alegando que el conjunto visitante empató «en un clamoroso y flagrante fuera de juego, no susceptible de interpretación». El Cádiz fundamentó su solicitud en que «no podía considerarse un mero error humano, sino de un grave y manifiesto error técnico arbitral motivado por la actuación negligente y no excusable de los árbitros de la Sala VOR designados por la RFEF que pasaron por alto la normativa vigente respecto a los principios y procedimientos regulados en el Protocolo VAR». Aunque dicha reclamación no prosperó.
Precisamente en octubre del año pasado el Elche también podía haber impugnado el partido contra el Valencia al ser víctima de un error clarísimo en la aplicación de las reglas de juego cuando el colegiado no pitó ley de la ventaja y les privó de un gol.
El Espanyol impugnó el duelo ante el Barcelona argumentando que el delantero Robert Lewandowski no podía ser alineado por una suspensión pendiente que luego pasó a ser cautelar.
El Valladolid recientemente en su partido contra el Sevilla tenía argumentos válidos para considerarse perjudicado gravemente cuando un increíble gol le fue anulado por el árbitro al pitar el final de la primera mitad justo cuando el balón se encaminaba a la red del Sevilla.
Aunque el caso que me hace reflexionar sobre este tema es la reciente denuncia del Getafe contra el Real Madrid por alineación indebida en su último partido disputado entre ambos pues consideraron que el conjunto blanco rehízo el cambio de Asensio por Odriozola de forma ilegal y solicitó al Comité de Competición la impugnación del partido. El Getafe tramitó la denuncia ante Competición para que diera por perdido el partido a los merengues y poder sumar ellos los tres puntos, vitales en su lucha por la permanencia en Primera. Esta reclamación por parte del Getafe ha sido archivada por no proceder, pero lo que sí han podido conseguir es crear una línea de actuación contagiosa para el resto de Clubs que en su ánimo de favorecer sus intereses y que se implante como norma el recurrir ante cualquier situación dudosa que se produzca en sus partidos.
De nuevo la polémica ha vuelto a surgir con el VAR aunque esta vez haya sido por un llamado gol fantasma del Atlético de Madrid contra el Espanyol que solamente fue validado con la ayuda del videoarbitraje que estimó que el balón había rebasado por completo la línea de gol. En España al no haber tecnología de línea de gol debe ser el árbitro VAR con las imágenes disponibles el que juzgue la acción y para el Espanyol no existe ninguna toma que demuestre que el esférico entró al cien por cien, por lo que han impugnado el partido para que se proceda a acordar su nulidad ya que la forma de proceder incumple el protocolo VAR por cuanto corrige una decisión arbitral sin disponer de una sola prueba concluyente para ello.
Si esta moda se hace habitual no sería de extrañar que las clasificaciones de las jornadas puede que no fueran las definitivas del fin de semana una vez que han acabado los partidos, pues habría que esperar hasta que los clubes repasaran una y otra vez cualquier tipo de incidencia en su último partido para ver si procede impugnarlo y a esperar a que se pronuncie el Comité de Competición.