VÍDEO BLOG #Minuto92: La intolerable agresión de Fede Valverde y el comportamiento miserable y peligroso de quienes lo han justificado… o alentado, por Víctor J. Hernández Bru.
Pasan las horas y los días y no consigo sacarme de encima la sensación de indignación y preocupación por el caso de Fede Valverde y Álex Baena. Obsérvese que no he dicho asombro o sorpresa, sino tan sólo indignación y preocupación.
El comportamiento de Fede Valverde es grave, gravísimo, intolerable; pero para mí no es lo peor del caso. Lo peor es la cantidad de gentuza, de tarugos de la peor calaña, parte de ellos tristemente incrustados en mi profesión, que no han dejado pasar la oportunidad de demostrar lo enferma que está desde hace tiempo esta sociedad en la que vivimos.
Que haya habido tanta gente, repito, gentuza miserable, repugnante y vomitiva, que por el mero hecho de que el agresor viste los colores de su equipo, que hayan sido capaces de justificar, aminorar, comprender o incluso compartir o alentar la agresión de Valverde es el reflejo claro de que hace tiempo que hemos empezado a retroceder en el tiempo y en nuestro nivel de desarrollo social e intelectual, camino firme hacia el Lejano Oeste o a la sociedad de los bárbaros que destrozaron el Imperio Romano.
No hace mucho, sobre todo en el entorno del deporte, cualquier comportamiento que supusiera una agresión física era rápidamente aislado y condenado de manera unánime y, si acaso había alguien que lo comprendía o justificaba, desde luego que no se hacía en público y mucho menos en un medio de comunicación.
Yo no quiero entrar en los motivos que han llevado a Valverde a comportarse como un pandillero de quinta, como un miembro de las maras sudamericanas, como un ‘chuleta’ de barrio en su salsa. Los motivos me dan igual. Nada lo justifica. Pero insisto que Valverde es, llegado a este punto, lo de menos. Lo de más es la cantidad de cerdos que se niegan a condenarlo de manera rotunda y sin paliativos.
Si Álex Baena le dijo o no lo que fuera, es algo que sólo saben y sólo sabrán a ciencia cierta ambos. Si nuestro paisano se alegró de la desgracia de un hijo en gestación de Fede, desde luego que el comportamiento es del todo intolerable, pero es algo que nunca sabremos y que, desde luego, yo no voy a contemplar, porque salvo que él lo reconociera, jamás se podrá saber.
Lo que sí sabemos es que Fede Valverde terminó su partido, disputado meses después de los presuntos hechos antecedentes sin demostrar, se duchó, salió del vestuario y del estadio, lo esperó y lo agredió sin mediar palabra, en un acto que es un dechado de cobardía, pero sobre todo un comportamiento que, si no es censurado por todos y duramente castigado, estaremos contribuyendo en la escalada de violencia que lo más degenerado, rastrero y peligroso de esta sociedad está interesado en que se produzca.
Ah, y por cierto: Baena ya ha denunciado amenazas de muerte y graves insultos a su familia. Nadie con medio dedo de frente puede sorprenderse por esto. Cuando los referentes mediáticos y sociales afirman impunemente que ellos quizás habrían actuado igual, lo que han hecho es prender la yesca de la violencia en los cerebros rapados de esas criaturas que aún aspiro a que algún día echemos del deporte. Si después de esto, hay algún momento más de violencia, de mayor violencia, alguna víctima, algunos de esos instigadores de violencia seguro que la condenarán con sus habituales caras de imbéciles. Será otra muesca más de vergüenza que rasgar en las culatas de sus revólveres: ellos habrán formado parte de los culpables.