Se acercan las últimas jornadas de un calendario muy apretado. Los equipos, como era de esperar, dependiendo de los objetivos que tenían a principio de temporada, unos están más cerca de conseguirlos y otros más lejos. El objetivo de la UDA, lo tenemos que tener claro para un equipo recién ascendido, es quedarse en Primera División.
Que nadie duda que por mucho potencial económico que nos haya aportado los nuevos propietarios de la UD Almería, está claro que los primeros años son siempre de consolidación, es muy raro el equipo que llega y desde la primera temporada del ascenso no sufre, es rarísimo, eso solo pasa solo en algunas ocasiones como nos pasó aquel año con Unai Emery.
Es un momento complicado, complejo, la salvación es muy dura, hay muchos equipos que intervienen, muchos cruces directos, luego va a haber también partidos en los que los equipos por indefinición no saben si están salvados pero tampoco llegan a objetivos más grandes como pueden ser Europa y es posible que en las últimas jornadas no compitan al 100% y se dejen un poco ir y va a haber resultados, lógicamente, inesperados.
Esto es lo que preveíamos, no debíamos pensar que el Almería iba a estar mejor de lo que estamos ahora. Quizás a lo mejor fuera de los puestos de descenso, pero un equipo recién ascendido lo normal es que la primera temporada pues le cueste adaptarse a la categoría. Es un momento de máxima presión, los jugadores ahora pues en algunos casos dan su 100% y en otros, como vemos en los equipos más grandes, su rendimiento disminuye, no se puede aplicar demasiada presión a los jugadores, cuando la prensa está muy encima, cuando la afición está muy encima, cuando las noticias siempre son negativas, las emociones siempre se contagian y eso puede llegar a la cabeza del jugador, eso puede limitar sus movimientos, puede limitar su creatividad y puede limitar, al final y al cabo, su rendimiento.
Ojo con la presión a los jugadores, ellos son los primeros que saben lo que se están jugando, muchos de ellos si el equipo no se mantiene en Primera División muy raramente tienen un contrato asegurado y ellos son los primeros que saben la dificultad y la complejidad de la situación. Si encima les echamos más presión y somos una afición que cuando nos meten un gol en vez de animar nos ponemos a silbarse va a producir algo negativo para nuestros intereses. La presión es necesaria, tienen que saber lo que se juegan, tienen que saber que los aficionados estamos con el equipo, pero no podemos pasarnos de presión porque si no eso puede afectar negativamente a los jugadores, así que presión la adecuada, pero nunca máxima.