El parón de selecciones ya se ha cobrado el puesto de Pablo Machín y la cúpula rojiblanca tiene muchas dudas sobre qué hacer con el banquillo.
Rubi está en sus horas más bajas como entrenador de la UD Almería. El 0-1 con el que el partido ante el Cádiz llegó a sus minutos finales parecía que iba a dar por finiquitada su etapa como entrenador rojiblanco, más teniendo en cuenta el parón de selecciones, pero la igualada postrera ha generado dudas, también entre la propia cúpula rojiblanca que lleva semanas viendo como el equipo no frena la cuesta abajo.
En la UDA no gustó ni el partido disputado ante un rival directo como el Cádiz ni tampoco la comparecencia posterior del técnico en la que se refirió a la importancia de sumar o de no perder el gol average, pese a que no se había podido aprovechar una oportunidad de oro ante un rival muy mermado que se presentó en el Juegos del Mediterráneo con una alineación de circunstancias.
La UDA apenas ha sumado cuatro puntos de los últimos 21 y las sensaciones han ido empeorando desde que el equipo regreso tras el Mundial. La fortaleza en casa, salvo en el encuentro ante el FC Barcelona, se ha difuminado, firmando pobres actuaciones ante Villarreal y Cádiz y dando muchas facilidades al Real Betis. Fuera, el drama sigue su curso y los rojiblancos son el único equipo que no han ganado a domicilio.
Con dos semanas por delante de trabajo y mucho nerviosismo en los despachos del Juegos del Mediterráneo, Rubi se debate entre la ratificación anunciada por El Asy y una realidad más dura, que este es el momento de la temporada propicio para buscar un relevo y que otro técnico pueda trabajar con algo más de tiempo.