Ayer en el partido del Almería pudimos ver los contrastes del fútbol. Un primer tiempo de los mejores que ha hecho el Almería, sobre todo fuera de su estadio, y un segundo tiempo con final de terror. Esto no es la primera vez que nos pasa y el equipo nos viene acostumbrando a que fuera de casa en según qué partido no acaba de dar la talla o cuando mejor o más esperanzas teníamos por el juego desarrollado, por las veces que se llegaba a puerta y demás teníamos esperanza de sacar algo positivo, y uno, una vez más nos venimos de vacío.
Es verdad que enfrente teníamos un Rayo que no es casualidad que vaya en la quinta posición, un Rayo que su objetivo según comentan allí es la salvación, pero que la tienen a la vuelta de la esquina y están rozando la Champions. Tampoco me pareció un excepcional Rayo, no me pareció que fuese muy superior al Almería, pero sí fue mucho más efectivo y sabiendo dar donde más le duele al equipo rojiblanco.
Utilizaría los mismos términos que utilizó, por ejemplo, Iraola cuando vino a Almería, ellos dijeron que había sido el peor partido que habían hecho en la temporada en Almería y nosotros podríamos decir que ha sido el peor segundo tiempo. Insisto, cuando más esperanzados estábamos más decepción tenemos. Todavía hay cosas que tenemos que mejorar mucho. No es normal que en un saque de banda que saca Akieme nazca el segundo gol de ellos ante la pasividad o la poca intensidad de Robertone que acabamos regalando el balón y te pillan a la contra con la defensa totalmente descolocada, sin poder hacer el repliegue y terminan sentenciándote el partido. Creo que estos encuentros hay que controlarlos y sobre todo cuando estás siendo superior y los primeros minutos de los segundos tiempos hay que controlarlos, insisto, una vez más hemos fallado cuando mejor lo teníamos y esto que parecía una película de comedia donde nos lo íbamos a pasar bien terminó siendo una película de terror.
