VÍDEO BLOG #Minuto92: En Alcorcón, cambios de actitud… y de jugadores: la importancia de Rubi en ambos casos, por Víctor J. Hernández Bru.
“Cuando jugamos en equipo, se ve la calidad de todos los que juegan”. La frase no es mía, sino del entrenador de la UD Almería, Joan Francesc ‘Rubi’. Y es una frase que, cierta como la vida misma, encierra varias y dispares interpretaciones, especialmente si se tiene en cuenta que fue su respuesta, en la rueda de prensa después del 0-4 en Alcorcón, a una pregunta en la que se ponía delante el nombre del delantero Sadiq.
Para empezar, dividiré las interpretaciones entre las que sirven para que la frase haga responsable de la mala imagen y las dos derrotas ofrecidas en las tres semanas anteriores a los jugadores y las que encaminarían esa responsabilidad al propio entrenador.
La primera de estas dos conclusiones es mucho más evidente: Rubi afirmó, tras ganar 0-4 en Alcorcón, que los suyos habían jugado en equipo, con lo cual cabe colegir que ante Amorebieta y Ponferradina no lo hizo, es decir, que habían pecado de individualistas y ello había sido causa importante del fracaso en Lezama y la decepción en El Toralín.
Es muy posible que no le falte razón en esto al técnico de la UDA, puesto que el cambio de actitud de su equipo con respecto yo diría que a las tres semanas anteriores fue notable, aunque Rubi no termina de enterarse, o al menos de decirlo, que el principal factor que hace a su equipo pecar de individualista o jugar como una armónica orquesta se llama Rubi. Convendría que se enterase y, si ya lo sabe, que supongo que sí, que lo diga cuando realiza este tipo de reflexiones públicas.
La segunda de las dos conclusiones va precisamente por ahí. Porque, efectivamente, si hace una semana achacábamos a Rubi que su equipo no había jugado absolutamente a nada en El Toralín, esta vez hay que decir que el técnico consiguió un cambio radical en positivo y en apenas siete días. Mérito suyo.
Pero más allá de la actitud, también hay que reseñar que los protagonistas de uno y otro espectáculos, téngase en cuenta la polisemia del término espectáculo, fueron diferentes; es decir, que Rubi hizo cambios; y cambios importantes. Cambios, por ejemplo, que nos permitieron disfrutar de un futbolista hasta ahora testimonial, por no decir casi inédito, Portillo; que terminó siendo uno de los más destacados de la partida.
Pero hubo más, porque la entrada de Pozo al terreno de juego evidenció una mejora notable por su carril, que se multiplicó en varios enteros cuando el entrenador colocó al futbolista de Huévar del Aljarafe como extremo y puso por detrás de él a Nieto, algo que, me vais a perdonar, algunos llevamos pidiéndole desde que llegó el sevillano a estas tierras.
Con la entrada en la rotación de Pozo, tanto de lateral como de extremo, Nieto y Portillo, el Almería deja de ser un equipo de limitadísimas posibilidades a ser un conjunto que ofrece las imprescindibles alternativas a emplear cuando alguna de sus piezas no termina de tener el día.
Ahora queda por descubrir si lo del viernes fue un encuentro del camino a seguir para el técnico catalán o bien un diente de sierra más en este Almería tan irregular de los tres últimos años. En todo caso, de una o de otra manera, es evidente que la importancia de Rubi en lo que sea es decisiva. Repito, convendría que el catalán no lo olvidara ni a la hora de entrenar y dirigir a su equipo… como a la hora de ponerse delante de la prensa.