No pudo ser. El Barca de Sarunas Jaskevicius no fue capaz de superar a un Anadolou Efes que tuvo en Vasilije Micic y Shane Larkin sus principales referencias ofensivas. El combo exterior del conjunto turco fue todo un festival de anotación que los blaugranas no supieron contrarrestar.
Empezó bien el Barca, con una defensa agresiva sobre el pick and roll frontal que desestabilizó el ataque de los turcos, sin embargo, no fue capaz de romper el partido cuando todo estaba de cara y el Efes comandado por Vasilije Micic volvió a coger las riendas para reengancharse a la contienda.
A partir de ahí, los turcos fueron mejores y llevaron el ritmo en la pista. Los de Saras Jaskevicius no se despegaron pero no fueron capaces de frenar las acometidas de las dos estrellas del conjunto rival.
Tres claves para entender la derrota del Barca:
1. ¿Por qué no jugó Adám Hanga?
Los problemas físicos de Nick Calathes fueron una evidencia durante todo el choque. No tenía que haber jugado. Leandro Bolmaro tomó las riendas del equipo. Pero su juventud echó en falta un complemento con algo más de experiencia. Hanga debió pisar la pista y ayudar al equipo. Puede sonar demoledor. Pero bajo mi punto de vista, el Barca jugó sin base.
2. ¿Dónde está Nicola Mirotic?
Una vez más, el Ala-Pivot volvió a defraudar en una gran cita. No tuvo peso en el juego blaugrana y destacó más por sus acciones blandas que por sus aciertos. Una aportación escasa y mediocre para el jugador mejor pagado del continente. Suspenso.
3. El talento se impone a la pizarra.
Micic y Larkin fueron capaces de saltarse los sistemas y poner sus excelentes recursos ofensivos al servicio de la imaginación y las emociones que pedía el partido. En el otro lado de la pista, el Barca fue incapaz, (salvo algo de Higgins) de entender que el partido necesitaba el instinto de los grandes. Vimos en definitiva, un Barca demasiado sujeto a la pizarra en momentos importantes.
No se puede hablar de fracaso, el Barcelona es subcampeón de Europa, aunque si es cierto que la magnitud y el coste económico del proyecto, deja un poco frío al aficionado culé. Una oportunidad más que se escapa. Aunque por ser algo más positivo, tengo la impresión de que no será la última.