A expensas de lo que ocurra con los ascensos a Segunda B, en el mejor de los casos reduciría a la liga a 22 equipos, se dividirían en dos subgrupos en los que por ejemplo, podría dejar a un equipo de la provincia como el único en uno de los subgrupos de la categoría mientras que el resto se encontrarían en el otro, aunque habría que ajustarlo con los equipos que ascendieran y que podrían hacer correr plazas y que cambiara el panorama de cara a la próxima temporada.
En la segunda fase, los 6 primeros y los 6 últimos de cada subgrupo se mezclarían entre sí arrastrando resultados para pelear, bien por el ascenso, bien por el descenso.
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