Posted by Radio Marca Almería on Monday, December 30, 2019
#RadioblogMinuto92, por Víctor J. Hernández Bru.
A estas alturas, uno no sabe muy bien si el tema de los partes médicos en la UD Almería es un asunto de club, de servicios médicos o de política de comunicación. Pero lo que sí es evidente es que no es normal que pase una semana entera sin que haya ninguna información oficial sobre el estado de un jugador lesionado y que, pasados esos siete días, lo único que el club manifieste es que tiene un esguince de rodilla: así, sin gravedad de la lesión, sin plazo de recuperación, sin información técnica.
En épocas pasadas, fuimos muy críticos con el hecho de que una parcela informativa tan importante para un club, como es el aspecto médico, fuera tratado con tan poca profesionalidad y tal ausencia de profundidad. De hecho, la UDA tiene el dudoso récord de ser el club de Liga de Fútbol Profesional que menos partes médicos ofreció en la pasada campaña 18/19.
Este verano, el club cambió de manos y, con ello, ha experimentado una evidente mejoría en casi todos los ámbitos, entre otras cosas, porque era imposible estar peor en algunos de ellos. Sin embargo, a nivel informativo persisten varios de los vicios con los que tuvimos que convivir en la era García Gabarrón: desatención en cuanto a peticiones, cuentagotas a la hora de poder contar con profesionales, como si su presencia en medios fuera algo diferente a lo normal en cualquier sitio, y este asunto un tanto raro de los partes médicos.
Y digo raro porque, sinceramente, el ofrecer un parte médico diario es lo más fácil del mundo: tan sólo hace falta que el gabinete de prensa hable con los servicios médicos antes y después de cada entreno y se traslade esa información a la web. Es lo que comúnmente conocemos como trabajar.
Todo ello, a no ser que el bloque entero del Almería haya declarado los asuntos relacionados con su salud como materia reservada, tal y como ha hecho el amigo Gareth Bale en el Madrid.
En todo caso, como el club se ha convertido, con la llegada de Turky El Sheikh y sobre todo de Mohammed Al Assy en un gran castillo oriental de los de las Mil y una Noches, en el que es imposible tratar con ningún responsable; es más, como casi no es factible encontrar a un responsable directivo que hable castellano y los demás tampoco atienden, aunque sea en el idioma de la Gran Bretaña, no es posible tratar amigable y distendidamente estos asuntos.
Parecía como si a éstos, como a su antecesor presidencial, también les importara poco la opinión de quienes no sean ellos mismos, algo bastante compatible con esa inclinación a sacar del club a gorrazos a todos los que no hayan llegado en su grupo, incluso a los accionistas. En fin, espero que todo esto sólo sean imaginaciones mías…
