Posted by Radio Marca Almería on Thursday, September 5, 2019
RADIOBLOG MINUTO 92, por Víctor J. Hernández Bru.
Prisa. Ésa es una palabra que empieza a repetir todo el mundo en el entorno de la UD Almería. Dice un viejo refrán castellano que las prisas son malas consejeras. Seguramente sea el refrán con el que más en desacuerdo estoy. Yo diría más bien que las precipitaciones son malas consejeras, pero imprimir prisa, ritmo, velocidad y, sobre todo, ganas a las cosas suele ser sinónimo de eficacia, de tareas realizadas y de proyectos que se ejecutan con la conveniente diligencia.
A Turki El Sheikh, nuevo presidente de la UDA que poco a poco va siendo menos nuevo, le gusta que las cosas se hagan deprisa. Y no lo digo porque me lo haya dicho nadie, sino porque lo veo. Llegó y se fue a hablar con el Ayuntamiento de Almería para desbloquear la Ciudad Deportiva en un ‘pis pas’; imprimió cambios en el Estadio Mediterráneo incluso antes de que empezara la Liga; deshizo todo lo hecho en la parcela deportiva en apenas tres días; puso el sello de un potente y nuevo patrocinador en el pecho de sus jugadores ya para la primera jornada de liga; y ha hecho un equipo casi nuevo en menos de un mes, con trece jugadores aterrizados en ese período.
Y una vez que está confeccionada la plantilla, el siguiente gran reto es la Ciudad Deportiva. Pero no en plan ‘ya te veré’, sino más bien ‘de hoy para hoy’, sin dejar pasar ni un segundo. Es más, me temo que a Turky la inevitable maraña burocrática de un país como España, que va a suponer ahora un procedimiento que tardará meses para que los terrenos le sean adjudicados, no le va a gustar mucho, aunque me temo que poco podrá hacer al respecto.
En el anterior intento por hacer la Ciudad Deportiva, como dijo Alfonso García en su despedida, cuando había dinero no había terrenos y cuando había terrenos no había dinero. Ahora dinero hay y, al parecer, de sobra; y terrenos también, aunque hay que esperar a que el Ayuntamiento desarrolle el procedimiento legal que tiene una serie de pasos de obligado cumplimiento para que el adjudicatario mueva máquinas y tierra para empezar a convertir todo esto en una realidad.
En todo caso, tengo que reconocer que estoy absolutamente identificado y casi diría que enamorado con el ritmo que el equipo del saudí le imprime a todo, porque creo que es la manera de hacer las cosas, porque es como me gusta a mí hacerlas. En esto no hay nadie que lleve razón, pudiéramos decir que es cuestión de gustos; pero tengo que reconocer que el mío es éste, el de ese otro viejo refrán (el refranero tiene para todos los gustos) que desde pequeño me repite mi padre: “no dejes para mañana… lo que puedas hacer hoy”.