En teoría, solo el campeón de Segunda Andaluza puede subir a la categoría de bronce, pero es posible que haya una plaza para el subcampeón
El pasado domingo, la Ciudad Deportiva de la localidad malagueña de Cártama acogió la final de la fase de ascenso de la Segunda División Andaluza Femenina, perdiendo la UD Almería 3-1 frente al filial del Real Betis Balompié que se hizo con la, en principio, única plaza para subir a la Segunda División Nacional que a partir de la próxima campaña pasará a ser la nueva categoría de bronce.
Dicha competición se asemejará a una especia de Segunda División B masculina, en la que los equipos participantes se repartirán por varios grupos teniendo en cuenta unos criterios geográficos, componiéndose hasta ahora por siete grupos y de cara a la campaña 2019/20 posiblemente se vean reducidos, si bien oficialmente se desconoce cuántos serán.
Algunas informaciones indican que pasará a haber cinco grupos de 16 conjuntos cada uno, formándose por todos aquellos que no han podido acceder a la recién creada Primera División Femenina B, tratándose esta de la futura categoría de plata y ahí podría encontrar un hueco, repescado, el plantel rojiblanco que entrena Carlos Hinojo, esperando a que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se pronuncia de forma definitiva.
Según lo que se conoce de forma oficiosa, hay nueve combinados del Grupo IV (Andalucía, Extremadura y Ceuta) que continuarían en Segunda División Femenina y a los que hay que sumar los dos que ascienden desde las ligas regionales (un andaluz y un extremeño), de manera que ya serían 11 clubes y a ellos habría que añadir los que pudieran llegar procedentes de otros grupos ‘cercanos’, como murcianos y/o castellano-manchegos.