BLOG ‘BARRA LIBRE’, por Javi Montoya.
Aplaudir la temporada de la UDA será común entre la afición rojiblanca, tras unos meses de ilusión renovada. Y renovar el abono debería ser algo que la mayoría haga de forma súbita cuando se abra el plazo para ello en unas semanas, pese a que uno pueda entender e incluso apoyar la postura de los que reniegan de la gestión llevada a cabo por la directiva.
Para empezar, no han sido capaces de darle lo que merecía a ese entrenador de la casa que salvó los muebles otras veces, especialmente en el tramo final de la campaña pasada, culminada en Lugo. Tres años penosos, que siempre conviene recordar daban continuidad a una última época de sufrimientos, más lógicos pero al fin y al cabo duros, en Primera. Por suerte no hemos tenido que lamentar otro descenso a 2ªB pero se ha jugado con fuego.
Por eso, salvados de la quema como estábamos, sin más ambición que seguir evitando el infierno por cuarto año consecutivo, no entra en la cabeza que Fran Fernández, artífice y líder de un vestuario modesto pero capaz, abandone el barco por falta de incentivos. Porque no es sólo evitar lo que parecía inevitable sino el modo para lograrlo, siendo muy competitivos y no estando lejos del sexto puesto.
Veremos qué jugadores se quedan, se van y vienen. Sobre todo se verá quién los dirige. Pero lo que da vértigo es pensar en que esta temporada haya sido sólo un espejismo en esta tormenta del desierto de los últimos años. Descorazona dejar de disfrutar otra vez con el fútbol, no tener ganas de que llegue el finde, esos lunes tristes, lo que pueda decir o hacer el presidente o el director deportivo o tal o cual jugador -lo de Fran Rodríguez y Corona merece capítulo aparte o que Pimpinela les haga la canción-. Que no tardemos en dar las palmas que nos quedan.