Posted by Radio Marca Almería on Tuesday, January 23, 2018
Lo peor de llevar años diciendo que, en el Almería, empieza a ser muy necesario currárselo a fondo para superarse en cuanto a hacer el ridículo, es que el club rojiblanco se empeña cada día en darnos la razón a quienes así opinamos.
Vivimos el día a día de una entidad deportiva que se dice profesional, pero cuy modus operandi empeora con creces al de cualquier club de barrio, al de cualquier grupo de amigos que se juntan para disputar una Liga Municipal, un torneo de fiestas en verano o el mítico trofeo de la galleta.
En lo que va de temporada, en estas ondas hemos hablado ya de lesiones que son vistas por los médicos ocho días después de producirse, juntas generales de accionistas que se celebran sin que se sepa dónde anda el presidente, presentaciones de camisetas a 200 kilómetros de la afición, disoluciones de peñas que luego nunca han sido disueltas, fichajes de jugadores que ya habían anunciado su retirada y que vuelven a retirarse meses después, ya en el seno rojiblanco, o incluso plantillas profesionales que quedan reducidas a trece futbolistas.
Y de los creadores de todo ello, el sábado vimos a la UDA darle una vuelta más a la tuerca del ridículo, del despropósito, del tócame-roquismo, del pepegoterismo balompédico en grado sumo.
Loa verdad es que hubiera pagado por estar delante cuando el técnico, un profesional como la copa de un pino, un experto entrenador como Lucas Alcaraz, vio cómo los periodistas ponían el foco en su desnudo, al comunicarle que estaba equivocado, que su club sí había hecho oficial, ocho horas antes, el fichaje de Edoardo Soleri, cuando él aún no tenía constancia de ello.
Uno se pregunta quién le prepara las ruedas de prensa a Lucas, quién ejerce de nexo de unión entre el cuerpo técnico y el club y, sobre todo, de qué demonios estuvieron hablando en la mesa del técnico durante la comida previa al encuentro.
Habrá quien piense que el tema no pasa de una anécdota; una anécdota como la de los servicios médicos, la de convertirse en el último club de la categoría en fichar, de las camisetas en el Mar Menor, el plantón de la junta general, la ausencia de partes médicos, las cuentas que no cuadran, el déficit pese a los nueve millones ingresados y tantas y tantas anécdotas.
Para mí, hoy por hoy, la gran duda es… ¿qué coño pensará Alfonso, cuando vea todo esto que pasa en su club, el club en el que él toma decisiones… y a quien no le guste, que se haga del Madrid o del Barça?
