No es el prototipo de entrenador que contrata el Almería desde hace unos años. Sus predecesores; Joan Carrillo, Gorosito y Ramis acumulan en Segunda División 9, 20 y 27 partidos respectivamente como entrenadores, todos ellos con el Almería. Es decir, no tenían experiencia previa en la categoría. Que el equipo rojiblanco sufre -o sufría- un problema a la hora de hacerse con un buen director de orquesta para su plantilla es una evidencia. Lucas rompe con ello.
El granadino, que frente al Barcelona B dirigirá su trigésimo quinto encuentro como entrenador del Almería, tiene en su carrera 120 encuentros en la categoría. Además de los 247 que cargan sus espaldas en Primera División. Casi nada. La experiencia es un grado y en un entorno tan hostil como la Segunda, se cotiza. Lucas es un explorador de avanzado bagaje; con brújula de las viejas y planos arrugados. De los que se han enfrentado a
multitud de situaciones adversas.
Por todo ello, sorprende que la UDA, usual visitante de las ferias de gangas, haga acopio de maestría cerrando el acuerdo con Lucas Alcaraz. Que nos puede gustar más o menos, pero asegura competitividad, y es este precisamente el valor más olvidado en el equipo almeriense.
Como vengo defendiendo desde el inicio de la campaña, considero que esta plantilla tiene condiciones para optar a estar arriba. Que hay equipo y jugadores suficientes para marcar la diferencia con los de abajo y asomarse al balcón de la ilusión. Lo creo y lo mantengo. Falta fe, pasión, ilusión y, sobre todo, carácter competitivo. Nunca he dudado de la actitud de ningún jugador, me desmarco por completo de aquellos que piensan que algunas piezas de la plantilla puedan salir a perder, a no darlo todo.
Ante el Zaragoza, Fran Fernández alineó a los más competitivos, provocando así que el equipo diese una imagen más que digna. Demuestra una vez más el entrenador almeriense que tiene visión periférica para saber leer quién está para ganar y quién no. A lomos de Owona, Motta, Alcaraz o Morcillo, que saben hacer lo fácil efectivo, el equipo puede retomar una senda agradable.
Lucas también sabe hacerlo. La duda reside en saber qué ha motivado a un entrenador como el granadino a recalar en un club que ya había perdido el poder para atraer experiencia a la parcela técnica. Los acontecimientos nos darán la respuesta. En cualquier caso, Lucas está aquí y, quizá agarrándome a ese motivo invisible, a mí, me ha llenado de esperanza.