El pasado viernes, un par de horas antes de que Radio Marca Almería, junto a Kuver Producciones, Ideal y un grupo de excepcionales patrocinadores llenáramos el Teatro Cervantes para disfrutar con el secundo triunfo de la selección española, nuestros profes de Radio Mara Almería, Manolo y Rafa Espinosa, Soler recibían sus títulos de entrenador nacional, el carné de más alta categoría en los banquillos del fútbol español.
Junto a ellos, lo recibía también Fernando Soriano, que fue el objeto de todos los flashes y miradas; y con ellos, un grupo de más de 30 técnicos, mayoritariamente almerienses, que han alcanzado ese grado y que, por tanto, ya lo pueden entrenar todo en España.
Fue un día muy feliz para todos ellos, la culminación de mucho trabajo, de grandes ilusiones y de un proyecto que les puede llevar a cambiar de vida.
Mirando la foto de familia, ésa que culmina y adorna toda celebración de este tipo, no se me va de la cabeza una reflexión: ¡qué pedazo de equipo técnico tiene ya hecho Alfonso García Gabarrón!
Ignoro lo que pensará de ello el presidente del Almería, pero la realidad es que junto a Soriano, Soler y Espinosa, veo en la foto a grandes del fútbol almeriense, como el inseparable de Soriano, Miguel Corona; o futbolista que fueron de Segunda y hasta de Primera con el Almería, como Jorge Peralta, Moreno, Esteban Navarro o José Ortiz Bernal.
De todos ellos, sólo Esteban ha estado este año en el Almería. El resto ha estado desperdigado por otros equipos almerienses, haciendo trabajo de base o de fútbol modesto. Todos conocen la elite de nuestro fútbol, han estado en banquillos o sobre el césped en grandes proyectos y, sobre todo, todos ellos sienten la camiseta de nuestra provincia, sea cual sea el escudo que luzca en el pecho en cada momento de nuestra historia balompédica.
Seguramente para Alfonso, este último dato carecerá de importancia, pero es la primera piedra para construir un equipo, algo que es bastante más que un grupo de personas cualificadas para acometer un trabajo.
La llegada al banquillo rojiblanco de Soriano puede ser indicio de que algo vaya a cambiar en ese sentido en el Almería, porque el maño sí sabe la importancia de este tipo de conceptos, pero haría muy mal el presidente del Almería si no aprovechara esta generación de entrenadores que la vida y las circunstancias le ha colocado delante de sus narices.
Él ya no tiene que hacer prácticamente nada, tan sólo ponerlos a las órdenes de alguien que entienda de este negocio y sentarse a esperar cómo su dinero, el que invierte en el Almería, da mucho mejor rendimiento del otorgado en las dos últimas y nefastas campañas.
