Radio Marca Almeria
RadioBlog: Minuto 92

Hipócritas y poco profesionales

Ya os hablé ayer de la comparecencia el martes de Juan Andújar Oliver en nuestra Tertulia del Minuto 92, pero hoy tengo que hacerlo de nuevo.

Aludió Andújar a la hipocresía del fútbol, del deporte, en el que siempre se mira al árbitro como culpable de todo, cuando lo más lógico sería pedir responsabilidades a los propios jugadores.

Días antes, habíamos visto a Dubarbier hostigar al colegiado del Valladolid-Almería, en pleno descanso, hasta conseguir que le enseñara la amarilla, después de cuatro o cinco advertencias. Le perdonó la roja, la verdad, el árbitro, más allá del contenido de la conversación, que ignoramos.

Después del partido en sala de prensa, Dubarbier seguía con la burra al trigo, hablando del colegiado, pero de la pésima gestión del equipo en los últimos dos minutos del partido, de los dos puntos que se fueron por el ridículo saque de falta en el córner rival, del poco oficio a la hora de hacer que esa falta no se sacara rápido de la cesión de un córner en el tiempo de descuento y de la ausencia de defensores rojiblancos en la frontal del área, desde donde remató Juan Villar, nada de nada. Mutis.

Lo mismo ha pasado con el tema de Fernando Torres, en el Barcelona-Atlético del martes. Lo dije ayer y lo repito: es absolutamente vergonzoso el eco mediático que ha tenido el arbitraje de ese partido y, en concreto, las dos amarillas al antes llamado ‘El Niño’.

Dos tarjetas amarillas de libro, flagrantes, absolutamente claras. Y toda la marea mediática y la propia colchonada, apoyada por algún madridista distraído, haciendo gala de la más amplia gama de demagogia e hipocresía, desviando la atención y sin entrar a lo sustantivo del asunto: son dos faltas claras con tarjeta incluida.

De la irresponsabilidad de Fernando Torres, de su suprema torpeza, de su inexplicable candidez siendo un jugador veterano y con toda la experiencia del mundo, de eso nada de nada. También mutis.

Querido Juan Andújar: si ayer y anteayer te di la razón, hoy me refuerzo: que el fútbol es un negocio y un espectáculo es algo inevitable y que no tiene por qué ser malo. Pero que ello se sustancie en la hipocresía y la falta de autocrítica es el cimiento de un problema del que el propio fútbol, el deporte, está muy lejos de arreglar.

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