Ignoro de dónde sale el nombre, quién ha bautizado tal regate como lambreta, pero lo que sí tengo claro es que es la palabra de moda, el tema de moda en el fútbol español. Y lo es porque no hay vergüenza, porque en el fútbol sigue habiendo códigos que están podridos, que no funcionan, que huelen a ajo.
Mirad, no quiero ofender a nadie, pero me parece vergonzoso todo lo que se ha montado porque Neymar intentó el sábado hacerle un regate vistoso, imaginativo, llamativo, artístico y atlético a un futbolista del Athlétic de Bilbao cuando el Barça tenía el partido dominado.
Me parece vergonzoso que los jugadores rojiblancos reaccionaran como reaccionaron, cercando a Neymar, empujándole y amenazándole, sencillamente porque intentó un tipo de regate, insisto, que además hay que ser un genio para intentar. Y sobre todo me parece vergonzoso que un determinado segmento del mundo del fútbol la haya emprendido con Neymar en lugar de con los aprendices de matón que lo rodearon tras su intento fallido.
Esto que pasó el sábado sólo pasa en el fútbol. En cualquier otro deporte, lo que intentó Neymar se hubiera llevado la admiración del público e incluso de los rivales. En baloncesto, a falta de diez segundos y con el partido ganado, uno de los que van por delante en el marcador intenta un mate espectacular, de espaldas y a aro pasado y a nadie se le ocurre pensar que está faltando al respeto a nadie; en balonmano, con el partido decidido, un central le hace un ‘fly’ a un extremo y éste la mete a la remanguillé y no se ofende absolutamente nadie; insisto, en cualquier otro deporte, la espectacularidad y el derroche de imaginación son premiados.
Pero aquí, en fútbol, y sobre todo si el que da espectáculo es de tu equipo rival, se nos ha metido esa desvergonzada manía de acusarlo de falta de respeto. Lo que es una falta de respeto es la reacción gansteril de los jugadores del Athlétic, lo que es una falta de respeto es el circo que se ha montado alrededor; lo que es una falta de respeto es que el chaval se tenga que tragar todos los empujones y provocaciones que le sucedieron, sin responder lo más mínimo a todo ello; pero sobre todo, lo que es una falta de respeto es que personas adultas y responsables hayan llenado de porquería los medios de comunicación, con afirmaciones y declaraciones que no sólo no tienen base, sino que evidencian lo peor que puede suceder en el deporte: no saber perder.
Repito lo que dije ayer en la Tertulia del Minuto 92: cada día soy más de Neymar y, sobre todo, desde el sábado, me uno a la Federación Internacional de Lambretas. A ver si eso también es una falta de respeto.
